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Lisboa. Una ciudad de ensueño. Con amplias calles antiguas, altos árboles de un verde intenso y con la repostería más rica de todo el mundo, al menos para mi. Aquí el hablar se vuelve un arte, pues el bello acento de los portugueses llena el aire de música y su amable forma de actuar con los extranjeros hace de Lisboa un puerto irresistible.

Llegué a la ciudad el 18 de abril. Casi pierdo uno de mis vuelos pero por este angelito que me acompaña en todas partes, logré llegar a la conexión.
Llegué 24 horas después de subirme al primer avión en la ciudad de México. Un taxista fue el que me llevó a mi hotel, y al decirle que yo era mexicana comenzó a platicarme de su fanatismo por Pedrito Infante, al igual que Cantinflas. Por la tarde de ese domingo exploré un poco la ciudad junto con mi amigo y fellow blogger brasileño Diego, y por supuesto que comimos los pasteles más deliciosos que he probado en mi vida: los famosos Pasteis de Belem.
Los siguientes dias que pasaron estuvieron fenomenales, el EJC hizo un trabajo excepcional: nos acercamos a periodistas ambientales en Lisboa, pudimos observar unos delfines de cerca, aprendimos sobre proyectos sustentables en la hermosa ciudad de Sintra, acudimos a pláticas con expertos en cambio climático en la Universidad de Lisboa. Comimos comida típica. Fuimos a una planta de tratamiento de agua. Convivimos. Conocimos a los escritores que se encuentran detrás de la plataforma…

- Libertad, hermoso mirador cerca de Sintra. Abril 2011. TH!NK5 Trip. Fotografía: Andrea Arzaba

Una experiencia inigualable. Llevo a Lisboa en mi corazón, pero sobre todo me llevo a la gente que tuve la oportunidad de conocer en esta aventura.
(Andrea Arzaba, Abril 2011)
¡Y el parque de Montserrat, una preciosidad! Yo también me he quedado prendadita de Lisboa… ¡ay!