Mi primera vez como ciclista en el DF

No había marcha atrás. Saqué la tarjeta de mi cartera y la deslicé por el lector de Ecobici. Esta fue la primera vez que me fui en bicicleta al trabajo. Comúnmente uno sabe andar en bici desde pequeño, cuando va al parque y después de horas de practicar, de cuatro llantitas pasas a dos. Te sientes el dueño del universo, invencible, al que no lo alcanza nada, ni el viento.

Captura de pantalla 2014-05-21 a las 18.31.11Pero una cosa es desempolvar la bici cada año para usarla en el parque, o ir a Reforma los domingos y unirse a la gente que gusta de disfrutar su paseo dominical, y otra muy diferente es ser un ciclista urbano. Andar en bicicleta entre los coches, en calles congestionadas, cuando comúnmente no se le da un lugar respetado a los ciclistas. Quizás muchos ciclistas experimentados puedan contradecirme y pensar que no se necesitan ciclovías o calles con espacios adaptados a las bicicletas, pero repito, era mi primera vez como ciclista urbano – y la experiencia en una ciudad más amigable con las bicis hubiera sido mucho más sencilla.

Bueno Andrea ya estás lista. No debe de ser tan difícil. Muy peinada y formal, de saco beige y vestido negro. Lista para llegar a tiempo a la chamba.  El sol brillaba y el señor que vende flores cada mañana ya había abierto su puesto, por lo que un fuerte olor a gardenias llenaba la acera. Aquel pintoresco panorama era acompañado de los ruidosos y pesados camiones de carga que paraban el tráfico, al igual que el carrito de los “tamales oaxaqueños” anunciando sus productos. Ahhhh tenía que ser la Ciudad de México. 

Saqué la bicicleta que me asignó la máquina y acomodé el asiento a mi medida. Entonces me subí al vehículo y comencé a pedalear. Tardé unos segundos en recordar como hacerlo, y de pronto, me lancé a la calle. Habían pocos coches, una ventaja para mi. En cuestión de minutos una camioneta roja pasó a mi lado. Cerca. Muy cerca. Sentí que me hacía perder el equilibrio pero no lo permití. Sabía que era mejor continuar y orillarme un poco más hacia la banqueta. Creo que cualquier ciclista que pasara a mi lado pensaría que yo era una tortuga. Apenas le estaba agarrando el modo.

Me habían comentado que el accidente más común para los ciclistas es que algún coche estacionado abra la puerta mientras uno va pasando. Yo no dejaba de observar a los coches estacionados. No quería ser parte de la estadística.

Poco a poco fui agarrando confianza, sin embargo, la primera vez que uno agarra la bici en la ciudad siente que los coches no lo ven. Me sentí vulnerable. Y que decir de los peatones, al ser amateur en la bici, el miedo de que se le vayan a atravesar de pronto. Miedo de ser atropellado, miedo de atropellar. Miedo que se va conforme uno se va adueñando de su medio de transporte. Y uno de los errores más comunes, cuando piensas que entre menos molestes a los coches, y entre más a la orilla de la vía te encuentres, mejor. Grave error. Lo más recomendable es ser visible para el automovilista.

Hace poco comencé a trabajar en una organización que impulsa la movilidad sustentable en varias ciudades alrededor del mundo, y me alegra haber aprendido sobre los derechos y responsabilidades del ciclista urbano. En la ciudad, uno tiene derecho a ocupar un carril. De la mano, la importancia de hacerse visible (sobre todo de noche) con un chaleco o ropa llamativa. Y que decir de las razones para decidir llevar o no llevar casco, el cual no es obligatorio pero si es importante. 

También aprendí el por qué se le debe lugar preferencial al peatón. El buen ciclista siempre debe dejar a las personas pasar. No es uno de esos ciclistas arrogantes que creen que son dueños de la carretera.

Y quizás lo más interesante para mi ha sido el descubrir el concepto de intermodalidad: la integración del transporte y cooperación el uso de varios medios en un mismo trayecto– conceptos que deberían ser tomados en cuenta por los automovilistas y los ciclistas. Porque un ciclista puede andar en auto y también ser peatón, al igual que un automovilista que quiere agarrar la bici de vez en cuando. Es decir, no somos equipos diferentes: todos somos personas buscando maneras más eficientes de movernos por la ciudad.

 ¿Ustedes que opinan? ¿Recuerdan la primera vez que tomaron la bicicleta en su ciudad? ¿Cómo les fue? ¡Compartan sus experiencias en la sección de comentarios!

(Andrea Arzaba, Ciudad de México, 21 de mayo del 2014).

3 thoughts on “Mi primera vez como ciclista en el DF

  1. En una ciudad tan grande como la Ciudad de México, eso requiere valor. Te felicito… yo hace años que no salgo en bicicleta. Lo había muy temprano por el Malecón de Miraflores, pero nunca me sentí totalmente confiada. Por eso te felicito, porque venciste el temor natural.

  2. Yo nunca me he aventurado a transportarme en bici en el DF. Fue sin embargo mi medio de transporte en Evanston, un pequeñísimo suburbio a las afueras de Chicago, y me encantó. Tuve la fortuna de vivir la experiencia en un lugar donde había más bicicletas que coches. Sin duda, temería hacerlo en la Ciudad de México, pero admiro a las personas como tú que se animan porque solo así empezaremos a crear la educación urbana de respeto al ciclista y ya no tendrá por que darnos miedo. Saludos Andy!

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